La constante oleada de asesinatos que se cometen a sangre fría, a plena luz del sol y en cualquier parte de la ciudad hacia casi todos los sectores de la sociedad, ha ocasionado que locales y foráneos se familiaricen con la sangre, acostumbrándose a vivir entre los muertos.
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Los casos son diversos, desde las playas hasta el centro de la ciudad, en todos los asesinatos hay espectadores que miran con morbo, asombro, pero sin temor, pues se les hace interesante cómo los elementos de seguridad acordonan las zonas del delito, se cercioran que el muerto no forme parte de su familia o círculo social, para después tomar fotos que podrán compartir en sus redes sociales.
Algunos sitios de noticias en el extranjero, se sorprenden por la tranquilidad con la que unos bañistas continúan en la playa, luego de que dos hombres fueran asesinados en la entrada de la playa de Caleta.
Ese mismo caso, tuvo eco en Europa y Nueva York, donde marcaban la pérdida de la capacidad de asombro de los bañistas, al grado de continuar su estancia en la playa de forma tan relajada.
De acuerdo con especialistas de la tanatología, que es una disciplina que aborda todo los relacionado con el fenómeno de la muerte en el ser humano, esto es provocado por la cotidianidad con la que se dan los homicidios, lo que ha ocasionado que la sociedad se convierta insensible, se acostumbre o tolere los casos de violencia.
La representante de la asociación de Tanatología en Acapulco, Irma Lorena Zamudio Goets, dijo que la constancia con la que se dan los eventos violentos en el puerto de Acapulco y los lugares en los que se dan, como en plena franja de arena, han hecho que la gente pierda los valores del respeto y también el miedo a un hecho de tal magnitud, por lo que es común ver espectadores mirando cuando los cadáveres que quedan tendidos llenos de sangre.
“Recuerden que anteriormente atropellaban a una persona y alguien salía y le ponían una sábana, tú nunca veías realmente el cadáver; es muy desagradable ver esas escenas y que todo mundo se quede viendo como que no pasó nada. Nos estamos volviendo una sociedad insensible”, indicó.
Zamudio Goets consideró como imprescindible el retomar inculcar valores como el respeto desde los hogares y fortalecer con ello la comunicación para evitar que cada vez más personas vean las muertes como un hecho cotidiano.
Dijo que la familiarización de las muertes violentas vuelve más difícil la superación del duelo de los familiares, quienes pierden a un ser querido en manos de la delincuencia organizada, por lo que exhortó a la ciudadanía a evitar las conglomeraciones de personas alrededor de la escena del crimen.