Amecameca, Méx.- Un grupo de talamontes con presunta protección de autoridades y de un grupo delictivo taló ya 25 mil árboles solo de la zona boscosa de Amecameca, el millonario negocio ecocida se extiende a toda la región de 48 mil hectáreas de bosque.
Fernando Cisneros, Emiliano Tableros Ponce y Griselda Castro Bonilla integrantes de los bienes comunales de Amecameca denunciaron que solo en los últimos tres años fueron talados de manera clandestina 25 mil árboles solo de 500 de las más de cuatro mil hectáreas que corresponden a este ejido que corresponden a unos 75 millones de pesos.
Destacaron que a pesar de haber ya varias denuncia ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), Protectora de Bosques del estado de México (PROBOSQUE) y de la Procuraduría Agraria, inexplicablemente no hacen nada para frenar a un grupo de unas 30 personas de la comunidad de San Pedro Nexapa que señalaron cono responsables de la deforestación del pulmón ecológico oriente da la metrópoli
Destacaron que en forma descarada patrullas municipales y estatales escoltan incluso a los camiones que bajan del cerro con la madera ilegal para llevarla a aserraderos locales que la compran, por ello exigen que intervenga la Guardia Nacional y la Marina para evitar este ecocidio que ya acabó con el hábitat de víbora de cascabel, coyote, conejo, gallina de monte, venado, camaleón, luciérnagas.
Destacaron que los talamontes clandestinos además están agrediendo a 48 mil hectáreas de bosque de la zona del Izta Popo con afectación a otros municipios del oriente de donde se extraen mínimo entre 12 y 20 camiones y camionetas con 30 metros cúbicos de madera ilegal que inexplicablemente ninguna autoridad municipal estatal ni federal detectan.
Esto dijeron ya que los talamontes están aliados con un grupo delictivo de la zona dedicado dijeron al secuestro y extorsión y que son quiénes a mano armada amedrentan a los 520 integrantes de los bienes comunales de Amecameca ya que aseguran a varios de ellos les ha tocado ser amenazados con armas de grueso calibre para que no se opongan a que vacíen sus bosques.