La desesperación, el miedo, la incertidumbre y el dolor se apoderaron de Carlos Pérez Rodríguez luego de que las lluvias no han parado en Tetela del Volcán, el Popocatépetl aumentó su actividad tras una fuerte explosión y el sismo de la semana pasada.
Junto con su esposa, que presenta un problema de salud que le impide mantenerse mucho tiempo de pie, y sus tres hijos de cuatro, cinco y ocho años, decidió migrar hacía un lugar más seguro y dejar atrás a su pueblo San Agustín.
Sin saber que le depararía el futuro, Carlos agarró solo algunas de sus pertenencias, ropa y recuerdos principalmente, y junto con su familia llegó hasta el hospital general de Cuautla, donde lo canalizaron al albergue que el municipio habilitó en una iglesia de la comunidad mormona.
“Teníamos muchos miedo”, decía mientras se acomodaba en el nuevo albergue que se habilitó para ellos en el balneario Agua Hedionda.
A un costado de él, su hijo más pequeño, Pedrito como le llaman, le preguntaba si esa iba a ser su nueva casa, mientras que sus otras dos hijas se ponían a jugar con una pelota con los demás niños que ahí se encontraban.
“Sí, aquí nos vamos a quedar”, le contestó a Pedrito, mientras le brotaban unas lágrimas, “de desesperación y angustia”, dijo.
El pasado miércoles, autoridades municipales advirtieron a los pobladores que viven más cerca al volcán que tenían que desalojar, por el riesgo de colapso de las casas que resultaran afectadas por el sismo y cuyo peligro se incrementó por las lluvias, y por la intensa actividad del coloso.
“El volcán está haciendo bien feísimo, está sacando lumbre, nos está quemando el campo con el material que avienta, ya no tenemos donde trabajar, no tenemos nada ahorita”, platicaba Carlos con una voz entrecortada.
Sumado a ello, dijo, el cerro de El Encinal se está desgajando, por lo que de permanecer en su casa corrían mucho riesgo.
“Nuestra casa no sufrió afectaciones por el sismo, pero si el cerro se desploma nos mata, y no puedo dejar que a mis hijos les pase algo malo”, dijo.
Ya con lágrimas de desesperación, el señor Carlos pidió el apoyo no para él o su esposa, sino para sus hijos, para que su vida se normalice y puedan ir a la escuela.
Así como la familia Pérez, al albergue de Cuautla han llegado otras personas de Tetela del Volcán por el temor a que el volcán haga erupción: “sabemos que más familias están en nuestra misma situación, pero no sabemos a dónde se han ido, todos están migrando, tenemos miedo”.