Pobladores de al menos seis municipios de Chiapas son obligados a participar como barrera humana en los bloqueos carreteros que grupos del crimen organizado instalan en diversos puntos de la región de la Sierra Fronteriza, confirmaron habitantes de esa región.
En entrevista con El Heraldo de Chiapas, uno de los habitantes de la zona indicó que los municipios que han sido afectados por la disputa del territorio de los cárteles son Frontera Comalapa, Chicomuselo, Siltepec, Bejucal de Ocampo, La Grandeza y Amatenango de la Frontera.
“Entraron grupos de criminales y tuvimos que salir, no es habitable ahí donde vivimos, automáticamente saquearon casas, quemaron nuestras viviendas, hasta hubo personas que, se sabe, se llevaron. No hemos regresado a nuestros hogares”, puntualizó el hombre quien huyó de su localidad.
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El entrevistado, quien se dedica al campo, relató que en las comunidades el hostigamiento comenzó en mayo con la irrupción de hombres armados, por lo que muchas de las personas decidieron huir a otros municipios o ciudades del país para intentar ponerse a salvo, sin embargo, otros no lo lograron y fueron llevados por hombres armados.
“A lado de nosotros están los barrios de Palmar, Caballete, Parralito, Escobillal, Sonora, de toda esa zona huyeron, porque éramos vecinos. Ellos huyeron, por eso sabemos de todas esas comunidades”, explicó el entrevistado.
Los pobladores de otros municipios como Frontera Comalapa, denunciaron el jueves, a través de un comunicado, que 60 hombres de la comunidad Paso Hondo y 10 más de Bella Vista del Norte fueron reclutados por los hombres armados que llegaron a la comunidad y sin darles mayor información los subieron a vehículos.
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“Los cárteles se llevan a hombres, mujeres y niños, y por eso huimos ya sea fuera de nuestras tierras o en lugares seguros para protegernos de tanta violencia, palabra que se queda corta para los que desaparecen y mueren”, dice el comunicado.
Los habitantes también comentaron que los cárteles secuestran, asesinan y amenazan, y que hasta ahora son más de 30 comunidades y barrios los que quedaron sin habitantes, ya que se fueron a otras comunidades o a las casas solidarias de las tres diócesis de la Iglesia católica.