/ domingo 17 de diciembre de 2017

Las posadas navideñas, toda una tradición mexicana

También llegan los nueve días de festejos prenavideños para deleite de todas las edades

La mayoría de los mexicanos esperan con ansias las posadas navideñas, principalmente los niños que durante nueve días obtienen dulces, comida y rompen la piñata, pero ¿de dónde viene esta tradición?

En México, las posadas se realizan durante la temporada decembrina, en donde la Iglesia Católica las conmemora como el peregrinar de José y María, antes de que naciera Jesús; esto inició desde los tiempos de la colonia.

A partir de 1587 en el Estado de México, el Fray Diego de San Soria, del convento de San Agustín, solicitó ante el papa Sixto V, poder realizarse las posadas en honor al hecho religioso, por lo que poco a poco los mexicanos ya colonizados, lo fueron aceptando hasta convertirlo en una tradición.

Se realizan durante nueve días, inician el 16 de diciembre y culminan el 24 de diciembre, el día de la Navidad.

Es una tradición católica, así que las personas realizan rezos y cantos durante esos días, los asistentes, niños, niñas, jóvenes, adultos y de la tercera edad, se reúnen para hacer la peregrinación, en donde se reparten velitas y lucecitas para ser encendidas, caminan o “peregrinan” siguiendo un “misterio”, así es como llaman a unas figuras que representan a José, María, el ángel y un burrito que son cargadas por otras personas; entonces la peregrinación comienza con una caminata de casa en casa, seguida de cantos.

 

“Ya se va María muy desconsolada, porque en esta casa no le dan posada, porque en esta casa no le dan posada”, parte del fragmento del canto.

Así sucesivamente van “peregrinando” por las casas, hasta que finalmente una persona les abre la puerta y los recibe, por lo que de inmediato los niños y demás personas saltan de alegría y cantan por ser recibidos, en ese momento la mayoría enciende las lucecitas como símbolo de alegría.

“Entren Santos Peregrinos, Peregrinos, reciban este rincón, aunque es pobre la morada, la morada, se las doy de corazón. Cantemos con alegría, alegría, Todos al considerar, que Jesús, José y María ... y María nos vienen a visitar”; canción que entonan todos los asistentes muy motivados.

Después de que hayan recibido al “misterio”, las personas reciben como obsequios o “bolsitas”, que tienen dulces, golosinas, cacahuates, mandarinas, cañas, entre otras golosinas.

También algunas personas entregan comida y bebidas calientes, como tamales, tacos, pan, chocolate, café y arroz con leche. Para terminar la posada, las personas rompen una piñata llena de dulces, esto porque anteriormente los evangelizadores lo mostraban a los indígenas como muestra de los pecados capitales; al romperla simboliza la fe y la destrucción del mal, cuando la rompen decenas de niños corren para tomar los dulces que caen de la piñata.

La mayoría de los mexicanos esperan con ansias las posadas navideñas, principalmente los niños que durante nueve días obtienen dulces, comida y rompen la piñata, pero ¿de dónde viene esta tradición?

En México, las posadas se realizan durante la temporada decembrina, en donde la Iglesia Católica las conmemora como el peregrinar de José y María, antes de que naciera Jesús; esto inició desde los tiempos de la colonia.

A partir de 1587 en el Estado de México, el Fray Diego de San Soria, del convento de San Agustín, solicitó ante el papa Sixto V, poder realizarse las posadas en honor al hecho religioso, por lo que poco a poco los mexicanos ya colonizados, lo fueron aceptando hasta convertirlo en una tradición.

Se realizan durante nueve días, inician el 16 de diciembre y culminan el 24 de diciembre, el día de la Navidad.

Es una tradición católica, así que las personas realizan rezos y cantos durante esos días, los asistentes, niños, niñas, jóvenes, adultos y de la tercera edad, se reúnen para hacer la peregrinación, en donde se reparten velitas y lucecitas para ser encendidas, caminan o “peregrinan” siguiendo un “misterio”, así es como llaman a unas figuras que representan a José, María, el ángel y un burrito que son cargadas por otras personas; entonces la peregrinación comienza con una caminata de casa en casa, seguida de cantos.

 

“Ya se va María muy desconsolada, porque en esta casa no le dan posada, porque en esta casa no le dan posada”, parte del fragmento del canto.

Así sucesivamente van “peregrinando” por las casas, hasta que finalmente una persona les abre la puerta y los recibe, por lo que de inmediato los niños y demás personas saltan de alegría y cantan por ser recibidos, en ese momento la mayoría enciende las lucecitas como símbolo de alegría.

“Entren Santos Peregrinos, Peregrinos, reciban este rincón, aunque es pobre la morada, la morada, se las doy de corazón. Cantemos con alegría, alegría, Todos al considerar, que Jesús, José y María ... y María nos vienen a visitar”; canción que entonan todos los asistentes muy motivados.

Después de que hayan recibido al “misterio”, las personas reciben como obsequios o “bolsitas”, que tienen dulces, golosinas, cacahuates, mandarinas, cañas, entre otras golosinas.

También algunas personas entregan comida y bebidas calientes, como tamales, tacos, pan, chocolate, café y arroz con leche. Para terminar la posada, las personas rompen una piñata llena de dulces, esto porque anteriormente los evangelizadores lo mostraban a los indígenas como muestra de los pecados capitales; al romperla simboliza la fe y la destrucción del mal, cuando la rompen decenas de niños corren para tomar los dulces que caen de la piñata.

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